martes, 15 de abril de 2014

Mortadelo y Filemon viajando

Yo de mayor tengo que ir a los mismos sitios que mortadelo y filemón me decía a mi mismo de crío cuando leía sus aventuras en el patio de mi casa, que como la canción, es o era particular, y digo era porque en el lugar que en su día estaba mi casa, hoy hay un acceso de cuatro carriles a la autovía de circunvalación de Málaga, pero volviendo al tema de los viajes de mis agentes secretos favoritos con perdón del amigo anacleto agente secreto, eran unos viajes de lo más entretenidos y a unos lugares de lo más exóticos, sobre todo cuando ellos mismos huían para esconderse de algo que hubieran hecho mal, aunque reconozco que los viajes en el tiempo que también tuvieron alguno que otro, no dejaban tampoco de tener su encanto.

Otra cosa de los viajes de mortadelo y filemón, es que según mi imaginación se podían pagar con unos billetes de metirijillas que te regalaban con los tebeos y que se llamaban supermortadelos. Mis amiguitos y yo éramos ricos en supermortadelos, aunque nos servían más bien de poco, ya que el quiosquero no los aceptaba como medio de pago y obviamente no podíamos comprar chicles, caramelos, nubes, bolas o cromos. Sin embargo, si que los utilizábamos como fortuna personal cuando jugábamos al monopoly, hasta que una tarde de ventolera jugando en la azotea de la casa, el viento se llevó nuestra fortuna. Llegamos a recuperar algo, pero muy poco en comparación a lo que teníamos.

En eso habrían quedado mis viajes con mortadelo y filemón hasta que hace unos años estuve trabajando en una empresa de seguros, y tuve dos compañeros clavaditos a ellos, con los que viajé por casi toda la geografía nacional peninsular, pero como dirían las mujeres: no es lo mismo.

Aprovecharé para hacerme con la reedición de sus mejores aventuras.

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